Amarillo
El amarillo es un color que da la impresión de no poder estarse quieto en un sitio. Da la sensación de no quedar fijado a la superficie y de estar flotando en el aire, llenando la atmósfera de un lugar como si se tratase de la luz del sol. Esta característica produce un matiz especial sobre diversos colores fuertes (rojo o violeta) iluminando espacios pintados con una luz inconfundible. El amarillo está asociado íntimamente a la luz y esto crea un efecto único que deja su sello en cualquier ámbito en el que el color preferido de Van Gogh intervenga.
Verde
El matiz de la tonalidad verde encierra como ningún otro color, una neutralidad natural, incorpora la frialdad del azul y la calidez del amarillo. Esta suerte de doble personalidad lo habilita como un color muy eficaz en puertas, ventanas, separadores y determinadas paredes que cortan la continuidad de un living, claro. En las antiguas casas inglesas siempre fue el marco y el contrapeso armónico ideal entre la naturaleza y la arquitectura. El verde es el único color que en la oscura, intensa sombra puede permanecer neutral.
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